Los alumnos encuentran en los grupos de fe un hogar donde reconectar con uno mismo, con Dios y sus compañeros
Los grupos de fe son una parte fundamental en nuestro proyecto educativo. Un espacio que es una extensión más de las vivencias que podemos tener en el cole y que posibilitan poder seguir conectando con a llamada de Dios que nos hace a cada uno.
Desde 3º de primaria tenemos la oportunidad de sumarnos a Amigos de Jesús, el Movimiento Infantil misionero (MIM), los patrulleros o los grupos de montañeros cuando ya estamos en secundaria. Pertenecer a ellos también nos permite participar de encuentros y campamentos de verano intercentros. Una experiencia única que hace posible compartir nuestra fe con otros compañeros de otros centros educativos de la Fundación Spínola y sentirnos familia bajo un mismo carisma; el de nuestros Fundadores Marcelo Spínola y Celia Méndez.
Además, una vez finalizamos nuestra formación en el cole, los grupos de fe nos permiten seguir vinculados con nuestros compañeros y el colegio asistiendo a los grupos de confirmación. Son momentos especiales para todos.
EN PRIMERA PERSONA
Hoy queremos dejaros algunos testimonios de alumnas que han tenido la oportunidad de disfrutar de los grupos de fe en el colegio. Nos cuentan qué significa para ellas este espacio.
“Para mí las sesiones de confirmación son como volver a un hogar, es un acercamiento a Dios y un momento súper especial para acabar la semana. La sesión que más me ayudó fue la del juego de cartas de las emociones y preguntas emocionales. También me gustó mucho conocer la historia de las hermanas, Esclavas del Divino Corazón, en la Semana de las Esclavas y cómo sintieron ellas la llamada.”
Berta
“Para mí los grupos de confirmación han sido mi segunda casa en la que relajarme y poder compartir cómo me he sentido a lo largo de la semana junto a mis compañeras. Ha sido un lugar de pausa y de escucharme a mí misma, he profundizado con mis compañeras como nunca antes, aún habiendo estado tantos años con ellas. Las he conocido de verdad y escuchado cómo se sienten, he conocido sus puntos positivos y negativos.
Además hemos vivido muchas experiencias como la merienda con las Hermanas en la que nos contaron su vida de misionera y disfrutamos de las historias de la Hermana Rosalía que tanto nos hacían reír. También con la Hermana Mari Carmen que siempre nos sorprende con algo mejor que lo anterior, busca los juegos perfectos en los que conocemos nuestro interior y estructuramos nuestro propio puzle que nos acerca cada vez más a Dios, “¿Alguno de vosotros os conocéis realmente al cien por cien? ¿Sabéis vuestras habilidades y debilidades?” A nosotras nos pareció difícil enumerar nuestros puntos positivos y negativos aunque pareciese tan fácil.
Se lo recomendaría a todos los próximos alumnos que tengan la oportunidad de apuntarse y unirse un poco más con sus amigos y con su clase, que tenga ganas de conocerse a sí mismos y acercarse a Dios.”
Helena Anaya
“Para mí, el grupo de confirmación es un momento que tengo en la semana para desconectar. Es un tiempo en el que paro, me olvido de todo el estrés y el agobio. Son momentos en los que me puedo permitir el lujo de vivir despacio, sin prisas pero sin pausa. Es una oportunidad de desconexión, me olvido de todo lo malo que me ha pasado esa semana y me intento centrar en lo positivo. Son también instantes de reconexión conmigo misma y con mis raíces. Vuelvo al sitio en el que crecí, vuelvo al lugar en el que me siento en casa. Estoy en el lugar de siempre con las personas de siempre, con las que he crecido, mi segunda familia.
En los ratos de confirmación vuelvo a retomar el hábito de conectar con Dios, hábito con el que he crecido y no quiero perder nunca. Porque Él va a estar siempre en nuestro lado y nos va a acompañar en cada paso que demos en el camino de nuestra vida. En sí, la confirmación para mí es un rato de paz y en todo mi caos en el que desconecto pero a la vez vuelvo a reconectar. Y volver aquí, a casa.”
María Zaccaría
“Para mí, el grupo de confirmación es un soplo de aire fresco, es renacer. Es hacer una pausa y pararme a pensar en la importancia de nuestra fe. Es volver al pasado y, después de salir del colegio, volver a ver a profesores, a las hermanas y a los amigos, tienes una sensación de volver a estar en casa. Porque para mí eso es este colegio, mi segundo hogar.
La confirmación es un lugar en el que podemos ser sinceros con nosotros mismos y podemos hablar de cualquier tema en completa confianza. Es tratar la Palabra de Dios de forma profunda, es sentir una conexión verdadera contigo mismo.
Eso es lo que hace tan especial la confirmación. Que logras descubrir una parte de ti, que tienes total confianza para expresarte, que estás en el lugar que te ha visto crecer y que estás con tus compañeros de vida. Siempre junto con Dios.”
Lucía Cristofani
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